Bautizo de un barco

Ante los inmensos y casi insondables mares, ¡hasta el acorazado más poderoso parece pequeño! El escritor Joseph Conrad no se equivocó al describir los barcos como "criaturas vivas", ya que un barco en alta mar "habla" a los marineros de una determinada manera, ya sea a través de las cuadernas que crujen, el acero que gime o la madera que cruje, el aleteo de las velas y muchos otros sonidos familiares.
En China y Japón, al botar el barco se rompe un cabo que lo une a tierra, casi como una especie de "cordón umbilical". Ya en el siglo IV a.C. se bautizaban los barcos en Mesopotamia. Los griegos y los romanos hacían lo mismo. Además de los rituales a veces aparentemente crueles del mundo antiguo, a menudo se utilizaba buen vino, que se vertía sobre las tablas del barco para que los dioses se mostraran amistosos.

Incluso hoy en día, se trata sobre todo de buena voluntad y suerte para el barco y su tripulación frente a elementos futuros impredecibles. Algunos lo ven como superstición y otros como una hermosa tradición.
Otras personas, en cambio, consideran que el bautizo adecuado de un barco es un hecho muy serio y necesario. Estas personas pueden aportar pruebas de que un barco con un bautizo problemático o incluso sin bautizo podría ser un mal presagio. Pueden señalar, por ejemplo, el Titanic, que nunca fue bautizado, o el trágico destino del submarino nuclear ruso "K-19", orgullo de la armada rusa, en cuyo bautizo la botella de Champán no se rompía, ni siquiera tras repetidos intentos.

Entre los marinos, la prudencia, más que la superstición, se considera una compañera deseable. Por lo tanto, un bautismo adecuado es simplemente parte de la prudencia general.

En cambio, el Klabautermann, un pequeño espíritu amistoso que se instala en cada barco nuevo para gastar bromas a una tripulación perezosa y ayudar tanto a una buena tripulación como al barco, no suele tomarse tan en serio.

El bautizo del yate privado imperial Meteor en Nueva York en 1902 demostró lo importante que puede ser el bautizo de un barco, al margen de que se rompiera la botella con éxito. El Emperador había querido que la hija del Presidente estadounidense, Alice Roosevelt, utilizara para el bautizo una botella de vino espumoso en lugar de champán. Sin embargo, el astuto representante del Moët & Chandon en EE.UU., George Kessler, consiguió sustituir el vino espumoso por una botella de Moët, en contra de lo previsto. En el banquete siguiente se sirvió champán en lugar de vino espumoso. Esto fue considerado un escándalo de primera clase para el Kaiser, que entonces hizo llamar a su embajador y desencadenó un gran ruido de sables político entre Alemania y Francia.

A menudo ocurre que una botella de champán no se rompe. A primera vista, se descarta alegremente como una superstición tonta y sin importancia. Sin embargo, en secreto, a mucha gente le preocupa. Por eso, no es casualidad que el grueso cristal de las botellas de champán se debilite a veces profesionalmente (y en secreto) rascándolo en vísperas del bautizo y se practique primero "extraoficialmente" antes de algunos bautizos para que nada falle en el bautizo "real".

Cuando se cambia el nombre de un barco, también es importante despedirse primero del antiguo nombre con champán. El antiguo nombre debe retirarse cuidadosamente por todas partes y sin excepción (proa, popa, aros salvavidas, bote salvavidas, etc.). A continuación se procede a la libación, en la que se vierte una botella del mejor champán desde la proa sobre las tablas del barco, hasta la última gota y sin dejar ni un sorbo a la tripulación. Se considera un gesto de melancólica despedida y se hace con dignidad. Así que se necesitan al menos dos botellas de champán para esta ceremonia, porque después, por supuesto, es tradición celebrarlo como es debido.

El bautizo del barco comienza con un discurso que dice algo así: "Os bautizo con el nombre de ....... Deseo a la tripulación un viaje seguro en todo momento y al barco siempre un palmo de agua bajo su quilla".

En los barcos grandes, una dama (tradicionalmente no se buscaban hombres para el trabajo de bautizar hasta el siglo XIX; hoy en día se sigue prefiriendo a las damas) corta un cabo con un hacha, lo que libera la botella de champán en otro cabo para que vuele hacia la proa. En los barcos pequeños, el champán también se lanza directamente hacia la proa. Algunas personas incluso rompen la botella en la proa con la mano.

En los yates pequeños y otras embarcaciones, está perfectamente permitido verter una botella de champán sobre la cubierta hasta la última gota mientras se está de pie en la proa después del brindis (de nuevo, sin ni siquiera un sorbo para la dama o la tripulación). Se trata de una norma sensata, sobre todo porque una botella de champán rota podría causar daños innecesarios a la embarcación; una botella del tamaño de una magnum, un jeroboam o incluso un rehoboam podría incluso hundirla.

Tras el bautizo, muchos capitanes mandan estibar los restos de la botella a bordo, donde deben permanecer mientras el barco lleve ese nombre.

Por supuesto, las naves aeroespaciales también se bautizan. Incluso el USS Enterprise (NCC-1701B) de la famosa "Star Trek" fue bautizado ceremonialmente con un futurista "Dom Perignon, vintage 2265".

 

 

Volver al léxico y al glosario | Usted estaba aquí: Bautizo de un barco