Rosado

Rosé-Champagner haben eine lange und bewegte Vergangenheit. Rosé-Weine sind schon seit vielen Jahrhunderten bekannt. Auch Weine aus der Champagne, im 16. Jahrhundert als Vin Gris bekannt und verehrt, waren rosafarbene Getränke. Mönche wie Perignon und Oudart investierten all ihr Talent, um letzten Endes erfolgreich weiße Weine aus blauen Trauben zu keltern. Sicherlich wären diese Mönche entsetzt gewesen, wenn sie mitbekommen hätten, dass die berühmte Witwe Clicquot später die absichtliche Produktion auch rosafarbener Champagner 1777 erfolgreich einführte.

A partir de entonces, los champagnes rosados experimentaron una popularidad cambiante hasta la actualidad. Alrededor de 1850, por ejemplo, eran muy populares; después, su popularidad fue descendiendo hasta alrededor de 1900, cuando volvieron a tener una gran demanda. En aquella época, se les solía llamar oeil de perdrix (ojo de perdiz). Hoy en día, el rosado tiene un seguimiento relativamente pequeño pero leal entre los aficionados (sólo alrededor del 3% de los champanes producidos hoy son champanes rosados). Es especialmente popular entre las mujeres, ya que el rosado se considera el color del amor y la inocencia, y también es suave y cálido. Un rosado es un complemento de primera clase para los platos de carne, tanto por su color como por su sabor.

Una de las razones por las que los champagnes rosados son dejados de lado por algunos gourmets se basa -especialmente en Estados Unidos- en un prejuicio erróneo relacionado con el color: Desde hace mucho tiempo, conocen los innumerables vinos espumosos rosados baratos, que se caracterizan en su mayoría por una nota desagradablemente dulce.

Los champagnes rosados, en cambio, no son vinos dulces sino espumosos secos que, como champagnes de primera clase y con cuerpo, no tienen nada que envidiar a los de otros colores. Por término medio, los champagnes rosados son también algo más caros que sus homólogos blancos. Muchas casas de champán tienen un rosado en su surtido.

La elaboración de los champagnes rosados es algo más compleja que la de los champagnes habituales. El seductor color se consigue mediante una elaborada maceración o el remojo de corta duración de la piel de las uvas azules en el mosto (método denominado "Saignée") o mediante la adición cualificada de vinos tintos. El color rosado de los champagnes de la marca de la casa creados de esta manera debe ser exactamente el mismo de un año a otro.

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