Ruinart

La casa Ruinart se fundó el 1 de septiembre de 1729. Un comerciante de paños llamado Nicolas Ruinart (1697-1769) solía ofrecer a sus clientes vino de su viñedo además de paños. Su tío era Dom Thierry Ruinart (1657-1709), un monje que pertenecía originalmente a la orden benedictina Congrégation de S.Maur.

En 1682, Dom Ruinart fue nombrado asistente de Dom Jean Mabillon en Saint-Germain-des-Prés, en París. Con Mabillon aprende la lengua griega y se interesa por la historia de los mártires. En su búsqueda de registros válidos, visitó numerosas abadías de Alsacia y Lorena. Más tarde, Dom Thierry Ruinart ayudó a recopilar las Acta Sanctorum de los benedictinos. En la época de su estancia en la famosa abadía de Hautvillers (junto con el célebre monje Dom Pérignon), Dom Ruinart, de gran formación, era considerado desde hacía tiempo un monje muy destacado.

Dom Ruinart enfermó repentinamente en Hautvillers y murió allí tras 17 días de enfermedad, a la edad de sólo 52 años. Fue enterrado en la iglesia abacial. Inspirado por su destacado tío, Nicolas Ruinart se dedicó a las técnicas de vinificación de los monjes benedictinos, consideradas excelentes. La demanda de su buen vino no dejó de crecer hasta superar a la de sus telas.

A partir de 1764, su hijo Claude Ruinart (1731-1798) le fue un ayudante indispensable tanto en la producción como en el ya animado comercio de los vinos Ruinart. Nicolas amplió tradicionalmente el nombre de la casa a Ruinart Père et Fils.

Tras la muerte de Nicolas (1769), su hijo Claude trasladó la sede de la empresa de Epernay a Reims. Claude Ruinart construyó el comercio de su Champán y al mismo tiempo estableció valiosas conexiones políticas en la corte real francesa. Su hijo mayor, Irénée Ruinart (1770-1850), demostró, al igual que su padre, ser extraordinariamente emprendedor y hábil políticamente en el turbulento entorno de la Revolución Francesa. Entre sus clientes se encontraban personalidades como Napoleón Bonaparte, Joaquín Murat (rey de Nápoles), José Bonaparte (rey de España en aquella época) y el célebre Charles Maurice de Talleyrand Perigord.

En 1817, fue elevado a la nobleza por Luis XVIII y desde entonces fue considerado "Vizconde de Brimont", diputado por la región del Marne, así como alcalde de Reims. En este digno cargo, Irénée Ruinart también asistió a la (última) coronación de un rey francés (Carlos X) en la catedral de Reims.

En 1826, su hijo Edmond Ruinart tomó las riendas de la empresa. Durante su mandato, Edmond Ruinart consiguió elevar la casa a las filas de la clase mundial absoluta. Aumentó enormemente la cuota de mercado del champán de la casa en Rusia y viajó a Estados Unidos en un tres mástiles. Allí se reunió (con una caja del mejor champán Ruinart en su equipaje) con el (séptimo) Presidente de los EE.UU., Andrew Jackson, en la "Casa Blanca".

Los viajes comerciales también estaban en la sangre de su hijo Edgar Ruinart. Por ejemplo, se embarcó en un aventurado (en aquella época) viaje a San Petersburgo para entrevistarse con el Zar. Edgar Ruinart reforzó así aún más la cuota de mercado de la empresa Ruinart en Rusia.

Su hijo André Ruinart, igualmente audaz, era un ávido aficionado al vuelo. Bajo su dirección, la empresa Ruinart patrocinó la primera gran carrera aérea a través del Canal de la Mancha. Siguieron los duros tiempos de la guerra mundial. Durante la Gran Batalla del Marne, los edificios de la compañía quedaron completamente destruidos. Según el escritor Tom Stevenson, André Ruinart trasladó entonces su oficina a los famosos pozos profundos de tiza de la casa Ruinart (estas fantásticas crayères de la época galo-romana son ahora edificios protegidos). Pero durante un ataque, una gran tubería de agua resultó dañada, inundando los túneles (incluida su oficina). El ingenioso André construyó rápidamente una balsa y continuó sus actividades comerciales en las profundidades de los túneles. Hasta 1963, la gestión de Ruinart permaneció enteramente en manos de la familia fundadora. Entretanto, una relación favorable con la prestigiosa empresa del barón Phillipe de Rothschild fortaleció a Ruinart. Posteriormente pasó a manos de la célebre casa Moët & Chandon y más tarde pasó a formar parte del grupo de lujo LVMH.

La extraordinaria calidad e individualidad de la casa Ruinart se ha mantenido a lo largo de los siglos hasta nuestros días. El conocedor y autor Michael Edwards describe así los champagnes Ruinart: "Los champagnes de Ruinart son especialmente finos y elegantes, pero también poseen sabor y cuerpo...".
La finca Ruinart está estrechamente vinculada a la noble variedad de uva Chardonnay y posee 15 hectáreas de viñedos de Chardonnay en las laderas orientales de la Montaña de Reims. Michael Edwards señala que estas uvas Chardonnay tienen un sabor mucho más "potente" que sus homólogas de la región de Côte de Blancs. Los champanes Ruinart tienen mucho carácter y, por tanto, armonizan bien con platos más contundentes que dominarían el sabor de muchos otros champanes.

El "R" sin añada de Ruinart se elabora a partir de 45% Chardonnay y 55% Pinot Noir. Este champán reposa durante cuatro años en botella sobre lías, en las profundidades de las cubas de piedra caliza de Ruinart. Esto contribuye a una efervescencia especialmente fina y, al mismo tiempo, confiere a este champán un bouquet floral único.
Los champagnes de añada 'R' de Ruinart tienen aproximadamente 50% Chardonnay y 50% Pinot Noir.
El champán de añada Dom Ruinart Blanc de Blancs es reconocido por los entendidos de todo el mundo como uno de los mejores Blanc de Blancs de Champagne. Este champán se embotella en la forma clásica.
El champán rosado de Ruinart también es digno de mención. El Dom Ruinart Rosé también es un champán de añada que, al igual que el Blanc de Blancs, se elabora con las mejores uvas Chardonnay, pero también contiene alrededor de 20% de vino tinto (Bouzy Rouge). En términos de fuerza, recuerda remotamente a un Borgoña, pero también posee una elegancia y finura especiales que sólo pueden lograrse con las mejores uvas Chardonnay.
También existe el "R" de Ruinart Rosé sin añada, que es un rosado comparativamente más sencillo pero de gran calidad.

También hay que señalar que Ruinart lanzó un concurso profesional para sumilleres en 1997

Al principio, este concurso sólo se organizaba en Francia. Desde mediados de los años ochenta, también se celebra en otros muchos países. El objetivo es seleccionar al mejor sumiller joven y honrarlo con el codiciado Trophée Ruinart.

 

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